martes, 20 de febrero de 2007

Recuerdos de la infancia

En una clase de chicas en su gran mayoría sobrevivíamos unos pocos más o menos bien avenidos. Éramos muy diferentes en los orígenes, y así de diferentes han sido los caminos, un médico, un ingeniero aeronáutico, un biólogo, un guardia civil, dos informáticos, un gruísta, un gerente y un técnico solar. Lo único que nos unía a todos eran los pifostios pardos que montábamos.

Especialmente sonadas eran nuestras aventuras en contra de diversos miembros de la fauna profunda salmantina. Cada año escogíamos estratégicamente una victima e íbamos a saco a por ella, sin piedad, sin cuartel, muchos fueron los pobres conciudadanos que sufrieron nuestro acoso y derribo:

El primero y más famoso fue un pobre dependiente de una ferretería situada a la puerta de nuestro buen colegio. El único pecado de este buen hombre era tener una nariz un tanto particular, que bien podría hacer honores a aquellos versos de Don Francisco de Quevedo:


Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.

Era un reloj de sol mal encarado,
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.

Érase un espolón de una galera,
érase una pirámide de Egipto,
las doce Tribus de narices era.

Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito.


Tal era la peculiaridad de aquella nariz y su forma de babucha que su portador era conocido como El Babu, y los cristales de su ferretería aporreados por ese motivo. Pasábamos felices los recreos corriendo delante de la puerta y gritando su mote a diestro y siniestro.

El Babu fue objeto de nuestra mofa durante largo tiempo, en aquella época solo le hacía competencia de muy lejos La Pelotomate, aunque evidentemente no le llegaba ni a la altura de los tobillos.

El reinado del Babu terminó cuando descubrimos al camarero del mesón El Cordero, un señor algo “rellenito” que recibió nuestras burlas hasta que su hijo hizo justicia devolviendo en la cara de uno de nosotros los puñetazos que dábamos en los cristales de su bar. A modo de protesta organizamos una improvisada manifestación el último día de clase antes de Navidad, y como promesa de año nuevo, y por el bien de nuestras mandíbulas decidimos no volver a reírnos de él.

Pero nuestro afán por castigar a todo miembro de la esperpéntica fauna salmantina nos hizo buscar otro personaje al que maltratar psicológicamente. Y nunca pudimos encontrar mejor victima que Krusty, esa humilde profesora de academia que nos sufrió durante largo tiempo, hasta que en vez de correr nosotros delante de su trabajo a ella le dio por correr detrás de nosotros aguándonos la fiesta.

Todos ellos eran solo buena gente, no muy agraciados físicamente, que le vamos a hacer, lo único que hacían era trabajar y nosotros no éramos más que unos chiquillos tocapelotas a los que sin duda pegaríamos una buena bofetada si los tuviésemos a tiro… y pensar que dentro de unos años seremos unos tíos serios, manda huevos lo mal que está este país.

6 comentarios:

Lucano dijo...

Está mal, sí, mi buen amigo... Todavía recuerdo el surrealista sueño que padecí, pesadilla más bien, con el Babu como protagonista. Atención: su hija era Myriam Díaz Aroca y nos castraba uno por uno. Por favor, no lo analicéis, simplemente reid.

También recuerdo otro personaje que no nos conoció (creo), pero que protagonizó un tiempo nuestras mañanas: Ramón Castro, vecino de la calle Padilleros que se desperezaba asomado a la ventana de su alcoba cada día para nuestro regocijo.

Sigamos recordando...

Tsuki dijo...

Pues ten cuidado no vayas a terminar viviendo cerca de un colegio y la historia se dé la vuelta... que nunca se sabe :P.

Cuánta maldad tiene la infancia, si cuando digo yo que hasta los 18 había que meterlos en una isla... :P

Saludos

Miguel Angel Cardares dijo...

jajaja, que grande Ramón Castro!! Merece una entrada para el solo. Y más grande aún la vista de Chapu. Gracias a ella descubrimos el crucifijo de Ramón y el turbio asunto de monte pelado!!

Lucano dijo...

Cierto, tenemos un lince en el grupo. A Monte Pelado deberíamos dedicarle todo un blog.

Anónimo dijo...

Es verdada monte pelado necesita una entrada para el solo xq da mucho de si y del sitio que da miedo tambien ya que nos ponemos

Bez

Miguel Angel Cardares dijo...

Habrá tiempo para todo, tranquila... puf, pero como tenga que escribir sobre el sitio que da miedo ¡creo que no voy a tener blog suficiente!